Es indudable que todos tenemos una sensación rara. A un mes de haber descendido al Nacional "B", nos sorprende ahora la reestructuración de los torneos oficiales de AFA que se pondrá en marcha a partir del año siguiente, que prevé la unificación de dicho campeonato con el de la Primera División "A".
Entonces nos preguntamos qué sentido tiene que River juegue a partir de mediados de Agosto el último torneo de una categoría que desaparecerá en 2012 si, resultados deportivos mediante (debe entrar entre los primeros 16 equipos para participar en el campeonato unificado), no necesitará salir campeón para volver a militar en la primera categoría de nuestro fútbol. ¿Caprichos del destino? ¿Consecuencias de nuestra pérdida de categoría? ¿Intento de salvar a los clubes grandes en aras de posibles próximos descensos? ¿Federalizar el fútbol mayor?
Sea cual fuere la cuestión que motivó la decisión de AFA, la realidad es inmodificable, como también son inmodificables las causas que derivaron en el descenso, ya analizadas en otras entradas del presente blog. Para que nos quede claro: el descenso de River es anterior a cualquier elucubración emanada desde el máximo órgano futbolístico, con lo cual, a pesar de la engañosa sensación de que todo se minimiza, el dolor inflingido a nuestro sentimiento más puro no se borra ni olvida.
No obstante, este próximo tránsito por el Nacional B no deberá resultar un camino insulso y desabrido. Por el contrario: la falta de necesidad de obtener el campeonato para ascender y la lógica esperanza de que el equipo se encuentre entre los 16 clasificados para retornar a la Primera División "A" deberán aprovecharse para recuperar la esencia futbolística de River que siempre supo mostrar como propia.
Hasta hoy, los nombres incorporados (Aguirre, Cavenaghi, Domínguez, Vella, Sánchez) para afrontar el próximo torneo de ascenso, más algunos posibles de llegar al Club (me encantaría Arévalo Ríos), invitan a pensar que ése es el camino que han decidido tomar los dirigentes y el cuerpo técnico, lo cual significa una doble ventaja: mostrar buen fútbol y por ende resultados en el torneo de ascenso y proyectarlo el año próximo en la máxima categoría, sin tener que andar armando y desarmando equipos y otorgando continuidad al proceso iniciado. Sería una muestra de inteligencia y coherencia; o sea de pensar en River.
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